Una hernia inguinal se produce cuando una parte de un órgano abdominal (normalmente el intestino) sale por un orificio de una zona débil de la pared del abdomen. Así, se forma una masa o bulto por debajo de la piel en el área de la ingle. El síntoma más evidente es una tumefacción (abultamiento) en la ingle, que puede provocar dolor especialmente con el esfuerzo físico, aunque también puede pasar que el paciente no presente ningún bulto y sólo note molestias en la zona al caminar o al realizar esfuerzos. El peligro de la hernia inguinal se produce cuando el intestino es estrangulado por el orificio y se corta la circulación sanguínea (hernia estrangulada), lo que puede provocar una perforación en el órgano y producir una peritonitis (inflamación de la membrana que recubre la pared del abdomen y los órganos abdominales). El tratamiento indicado es una operación de la hernia inguinal, que consiste en la reintroducción en el abdomen de la parte exteriorizada y en el refuerzo de la pared que la contiene con una mallas. La cirugía puede ser abierta en la ingle o mínimamente invasiva en el abdomen, mediante una laparoscopía.