La cirugía de la fístula es una intervención quirúrgica para eliminar el recorrido de un canal o conexión anormal entre un órgano, un vaso o el intestino y otra estructura. Hay diferentes tipos de fístulas (ciegas, completas, incompletas, en herradura) y según su tipología requieren un tipo u otro de intervención. La operación de fístula puede abordarse con distintas técnicas (bisturí frío, eléctrico o láser) y puede incluir tanto una fistulotomía (incisión en el trayecto de la fístula para que los tejidos cicatricen de adentro hacia afuera) como una fistulectomía (extirpación del trayecto fistuloso) o una marsupialización (cerrar el canal formando una bolsa). En determinadas ocasiones, se opta por sellar la fístula con pegamentos biológicos o tapones. Además, puede ser necesaria la colocación de drenajes especiales (setón), como en el caso de una operación de fístula perianal, asociada a un absceso. La mayoría de las fístulas responden bien al tratamiento quirúrgico aunque en algunos casos la cirugía de fístula perianal puede dejar secuelas como la incontinencia.